«Amado mío, dame tu mano y coge la mía para quitarme el frío que me tiene el corazón helado y los huesos ateridos. Pero cógela fuerte, atrápala entre las tuyas y no temas sostenerme entre tus brazos que tanto amo. Y, si me revelo contra mi suerte y alguna palabra o reacción mía te desconcierta, no pienses que soy culpable de mis arrebatos y déjame llorar en tu hombro o túmbate a mi lado, déjame llorar sin sentir pena por mi, pues llorando alejo las sombras que me asolan. Que solo el amor es medicina para mis temblores, mis pasos pausados, mis fuerzas rendidas de remar contra corriente, río abajo…
Tengo miedo de quedar atrapada en un meandro, prendida de una roca o un árbol derribado, que me desgarre y se haga jirones mi piel, desoyendo las trompetas y timbales que buscan salvarme para llevarme a tus sueños y sentir que estamos vivos por un celestial milagro.
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Amado mío, si lees estas palabras después de haberte alejado, que ninguna de ellas te haga volver para aplacar mi sufrimiento, que yo puedo seguir luchando sin tus caricias de antaño, sin el aliento de tu boca alentando mis desmayos y tus palabras tiernas al oído susurradas en rumor de olas rizadas, eco de otro amor donde ya te habrás refugiado.
Y no me regales lástima sino tiempo. No me des ánimo sino cariño y píntame un arco-íris en la pared para que cuando llueva, la vida tenga todos los colores que preciso para recuperar mis fuerzas perdidas y seguir luchando aunque ya no estás a mi lado…»
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Dedicado a todas las mujeres que sufren SQM y SFC o FIBROMIALGIA, en especial para las que son o serán abandonadas por sus esposos o parejas a causa de esta incomprendida e invisibilizada enfermedad.
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Un poema en prosa de Alicia Rosell Vega®©🌹Galdakao, 19 sept 2016.