Poesía Prosa poética

Naufragios


«Ella se sabía hecha de fina porcelana pero dura como el marfil, hasta que intentaron doblegarla aun no siendo maleable. Los restos de sus naufragios fueron encallando contra un muro de silencio, gélido y duro como piedra o hielo. La salvación la buscaría desde la palabra escrita, así lo creyó. No esperaba que nadie fuera a salvarla y usaría su única arma: la escritura, afilada e hiriente o roma y melosa, según el caso.
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Desde entonces, decidió vivir como anacoreta en mitad de una bulliciosa selva donde su invisibilidad podría ser tan segura como encerrar sus sentimientos en una jaula. Escribió sin cesar -como si nadara contra corriente-, día y noche, con el único objetivo de alcanzar una tabla de salvación donde asirse para no perder el rumbo ni el equilibrio emocional. Sería así como renacería, emergiendo milagrosamente de entre sus aguas ventrales como una ‘Venus de Botticelli’ que se da a luz a sí misma, para dejar constancia de su condición de mujer que, tras ser cruelmente desechada, reanuda su vida.
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Pero cuentan que tras su regreso sigue ahí, no sabiendo aún qué espera, parada ente el muro de la indecisión y la playa donde van a morir las ilusiones perdidas. Que se pasa noches en vela recostada contra el silencio infringido con intención de romperlo en mil pedazos. Sólo de tarde en tarde, presentirá que no recuerda nada sobre ella durante el intervalo de varios días desde que dejó de sentirse en carne propia hasta su retorno, ni si fue locura o desmemoria. El tiempo, aliado de su naufragio, no tomó medidas mientras permaneció sin avistar un trozo de tierra a donde dirigirse para descansar de sus tantas fatigas. Pero no era tierra firme lo que buscaba ni naufragó en río o mar alguno.
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Descubriría, sin asombro, que su naufragio había sido una huída hacia su ‘yo’ interior. Le resultó obvio que nunca existió selva alguna ni isla a donde arribar. La isla siempre había sido ella, pero tampoco se extrañó cuando cayó en la cuenta. Respecto a su pretendida salvación, la reconocería -sin derramar una sola lágrima- como una metáfora de palabras escritas sobre ráfagas de aire que nadie leyó…»
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Alicia Rosell Vega®© Galdakao-Bilbao, sábado 12 marzo de 2016. “Quijotadas y Mansedumbres”

Sobre el autor

Escribo y pinto desde temprana edad. Pero, sobre todo, soy escritora. Durante años, en mi edad adulta, dejé de lado mi carrera literaria para apoyar la de otros autores. Mi camino tomó veredas como la de agente literario y la edición. En plena Era Digital, regreso para no perder mis 'trazos literarios' en la maraña de mi desmemoria.

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